Don Marcelino Menéndez Pelayo habÃa dicho a su paisano José MarÃa de Pereda: «Si quieres elevar un verdadero monumento a tu nombre y a tu gente, cuenta la epopeya marÃtima de tu ciudad natal». En un gran retablo aparecen aquÃ, en torno a la sugestiva figura de una muchacha, todos los tipos sociales del Santander de mediados de siglo y, sobre todo, con gran relieve, los rudos mareantes de sus costas. Sin duda, la mentalidad actual está muy distante del cerrado conservadurismo perediano que lamenta el fin de la raza avasallada por lo moderno. Pero resulta innegable la seducción de una novela que tiene algo de canto épico y mucho idilio. Edición de Germán Gullón.