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16,15 €Con la figura señera de este judÃo universal como colofón, el presente relato da un repaso breve a los avatares de su pueblo, hasta el momento histórico en que Sefarad se convierte en el anhelo más profundo de todos los judÃos de la Diáspora. Intentaré una aproximación a aquella edad, de una forma sencilla y somera, rigurosa, aunque breve y nada academicista, pues no es el objeto principal del presente trabajo. Lo realmente hermoso es la pequeña biografÃa novelada de Hasday. De Abu Yusuf Hasday ben Isaac ibn Schaprut, aquel judÃo español que fuera hagib (1) de Abd al Rahmán III, fundador del extraordinario califato de Qurtuba (Córdoba), una ciudad que en poco más de cien años (850-976) reunió en torno a sÃ, y puso a disposición del mundo cristiano de Occidente todo el saber reunido hasta entonces, gracias a la imponderable labor llevada a cabo por el emir Abd al Rhamán II primero, Hasday después, y el prÃncipe Al Hakem, un hombre preso de un amor desmedido por la cultura. El Califa Al Hakem II creó una inmensa biblioteca desde sus tiempos de prÃncipe, donde funcionaba un extraordinario taller de copistas, encuadernadores y miniaturistas. Con la ayuda de Hasday, mandó agentes para ojear y comprar libros en El Cairo, Bagdad, Damasco y AlejandrÃa, y desde la biblioteca, subvencionaba a escritores y estudiosos de Al-Andalus y de todo el mundo. Hablaremos tambÃen, cómo no, de Abderramán III, una personalidad venerada en el mundo islámico siempre que se pronuncia la palabra Al-Andalus, el paraÃso sobre la tierra que durante más de tres siglos (716-1031) constituyó el sueño dorado de la Historia Universal. Un andalusà universal, y la más preeminente figura histórica de Al-Andalus. 10