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5,11 €El propio autor, Juan Galera, afirma que el proceso de su aprendizaje como ser humano pasa por un largo perÃodo de abogado criminalista hasta que consigue la licenciatura de FilosofÃa Pura, y confirma que, ya de niño, él era filósofo. Asà se define ahora en tanto que creador de una nueva filosofÃa, cuyo punto de arranque se da en la crisis, y que la denomina la filosofÃa del siglo XXI.
En la presente novela filosófica, intenta demostrar que la verdadera crisis es la del lenguaje en Occidente, y propone rescatar la esencia de las palabras y su actualización. Sin ello, no podremos salir de la crisis económica, justifica el autor.
Al mismo tiempo el hilo conductor, de una inclinación a la belleza en las tierras desérticas almerienses y en la mujer, traba hechos reales con otros soñados, y muestra que el lenguaje de la ciencia ûprostituida a la tecnologÃaû ya es insuficiente en el origen del Tercer Milenio; y apuesta por un lenguaje más santo (más sabio) y un cierto regreso a lo rural y a la verdadera inteligencia del ser humano, que no siempre se identifica con los estudios universitarios.
Además, la presente obra es una condensación de la sabidurÃa máxima y principal que ha podido recabar el autor y que ha sido interpretada mediante sus ôlentesö actuales.
El motivo que le llevó a escribir lo que Juan Galera considera la obra primera del pensamiento nuevo del siglo XXI, fue la importancia de la coincidencia de un conjunto de hechos que siempre, como tal coincidencia ûen este caso excesivaû demuestran una realidad, una señal, que la ciencia no comporte como conocimiento, pero que el autor justifica como crÃtica al pensamiento falsamente cientÃfico, que ha acabado con el desarrollo del pensamiento humano, y, sobre todo, mediante la técnica, con el del menor de edad, introducido en un mundo falso, cual es el de las pantallas electrónicas. Asà puede indicarse una idea clarificadora que consta en el relato, cual es que ôà el hombre desesperado, cambiaba su estado de ánimo. Ya estaba. Ya todo habÃa comenzado a moverse. Ya no paraba. Ya no habÃa crisis bajo el sol. El lenguaje habÃa cambiado el estado de ánimo o la enfermedad inducida a modo de alguien que se cree enfermo sin estarloà ö .