El origen del ser humano y su esencia han sido temas profundamente polémicos a la hora de su estudio. No solo porque las posturas que intentan explicar estos ámbitos son diametralmente opuestas y asimilar a una norma general se presenta, a lo menos, difícil, sino porque los seres humanos presentan comportamientos muy disímiles entre sí, por lo tanto no esquematizables desde ningún área de estudio. Es decir, la dificultad radica también en entender la multidimensionalidad de aspectos que los rodean y lograr un punto de partida que equilibre una base común para el estudio. Una de las corrientes que explicarían esta diversidad, y que hasta ahora avanza como una de las más sostenibles desde sus variadas subdisciplinas, es la Teoría cuántica, base que corre con ventaja a la hora de explicar el origen del universo. Este trabajo intenta abrir otra ventana a la investigación de esta modalidad, porque, como dice el autor, «el Sistema Solar es una unidad donde todo lo que ocurre estará relacionado. Como su nombre lo indica es un sistema físico, por tanto todas sus partículas responden a las mismas leyes, tanto relativistas como cuánticas. Y en este ensayo se propone explicar a través del entrelazamiento cuántico planetario por qué somos tan distintos».
